*Por Lorenzo Silva
Me lo comentaba el otro día una excelente editora de novela negra: "Por más que leo manuscritos, no me encuentro con el que me cuente la crisis en clave criminal". Huelga decir que la editora en cuestión está buscando esa novela, porque la considera del máximo interés. Y es que hay muchas razones para pensar que la crisis económica ha de influir en el relato negro contemporáneo, pero también para sospechar que es justamente un relato negro la mejor forma de abordarla. Detrás del hundimiento económico hay, qué duda cabe, un desplome moral. Y tras las cifras y los nombres del desastre, se atisba más de una conducta tipificada en el Código Penal.
Pensando en qué novelas, de las publicadas en fecha reciente, pueden ser a la vez representativas y exploradoras de la crisis económica, se me han ocurrido tres ejemplos dispares, que creo que merece la pena compartir. Ninguna de ellas es esa "novela negra de la crisis" que andamos buscando, pero las tres aportan claves valiosas para quien quiera intentarla (y ya sabe que hay editores interesados, lo que es un acicate).
La más evidente puede ser, tal vez. Con el agua al cuello, la reciente entrega de las andanzas del comisario Kostas Jaritos, el héroe de Petros Márkaris, ambientada en la Grecia postrada e intervenida y maliciosamente centrada en una serie de macabras muertes de banqueros que tienen algo de desahogo o de desquite. No sólo la trama criminal, ligada a las conductas de esos banqueros en los años previos al hundimiento, sino todo en el escenario de la acción, nos remiten a esa realidad opresiva y menesterosa de un sistema económico desmoronado. Hace unos meses, en BCNegra, Márkaris recomendaba leerla a los españoles como un aviso de lo que se nos avecinaba. Y con los vaivenes de la prima en las últimas semanas, recordar esta recomendación del socarrón novelista griego invita a temblar.
También planea la crisis, omnipresente y sutil, en la última entrega del detective loco de Mendoza, del que hablábamos en la entrada anterior. El enredo de la bolsa y la vida, aparte de las esperpénticas aventuras a que nos tiene acostumbrado su protagonista, es un retrato a pie de calle de la España (y más concretamente de la Barcelona) sacudida por la crisis, donde hasta las estatuas vivientes ven menguar su liquidez, donde todos (y no sólo el protagonista) tienen sobre los hombros una pesada hipoteca que ya no generan el cash-flow suficiente para pagar y donde son los carroñeros foráneos (representados por el señor Siau, el imparable emprendedor chino que puja por la ruinosa peluquería del héroe) los que se quedan con los despojos.
Y un tercer ejemplo, de vidas en el alero o ya directamente descalabradas sobre la acera, como tantas en estos días, nos lo proporciona la excelente No llames a casa, de Carlos Zanón, que va de buscavidas sin blanca a los que no se les ocurre otra manera de prosperar, ante su incompetencia para el trabajo y la escasa oferta, que montar una red de extorsión para esquilmar a hombres y mujeres casados que tienen algo que ocultar a sus parejas. No sólo los chantajes, sino también las estafas y los robos se multiplican cuando el dinero no fluye con alegría y hay que arrancarlo a quien no le sobra. Y de esas industrias criminales a la violencia y el asesinato, como la novela de Zanón ilustra de forma sobrecogedora, a veces no hay más que un paso.
Pero ya que de estafas hablamos, quizá no esté de más proponer como cierre una lectura que sin ser de ficción encierra un relato criminal de la crisis: el libro de Ernesto Ekaizer Indecentes, que se desarrolla sobre una tesis tan provocadora como apasionante: esto no ha sido una crisis, sino una gigantesca estafa. Nos han atracado y los atracadores tienen nombres y apellidos. En otros casos, el crimen se ha producido por omisión de la debida diligencia de quienes debían haber andado vigilantes. Por ejemplo, cita Ekaizer al profesor de la universidad de Brown Ross Levine, para quien el colapso del sistema financiero norteamericano por la crisis de Lehman Brothers y las subprime fue un "homicidio negligente".
De cuello blanco o rastreros, entre pillos anda el juego. Otra sugerencia para escribir la novela negra de la crisis en la España del siglo XXI: Rinconete y Cortadillo. Porque pasan los siglos, pero el alma de las cosas permanece.
Buen artículo.
Publicado por: Necesito Dinero | 04/08/2013 en 03:58 p.m.
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Publicado por: Erofswes | 05/16/2013 en 04:44 a.m.